Dos temores y un puñao de imposiciones voluntarias es lo único que llevaba en los bolsillos, demasiada calderilla agujerea la paciencia. Llevabas cambio de billetes de respiro, inspiré ánimo y pasos hacia delante, expiré torpeza y egoismo que se adherieron a tus alveolos y abatieron tu serenidad. Qué buena aquella cerveza, qué buena aquella gorra, qué buena aquella incomodidad, entonces ya palidecías mientras mi diafragma se contraía sistemáticamente. Me apretabas la mano, me hacías gestos, pero yo aspiraba tu naturalidad.....
pd: darse un respiro es cosa de dos....pulmones.
viernes, 30 de noviembre de 2007
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1 comentario:
¡Tú sí que molas!
Respirar...respirar...mis pulmones se han vuelto locos de tanto respirar...
Besos ;)
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